La IV Bienal internacional MULI de Muralismo y Arte Público se tomó a Cali a partir del 18 de septiembre y hasta el 5 de diciembre.
Con el propósito de recuperar territorios de la ciudad con un enfoque turístico, artistas caleños, vallecaucanos, y de diferentes lugares de Colombia y el mundo, están realizando arte en vivo, exposiciones, arte digital y una agenda cultural diversa para el disfrute de propios y turistas.
La bienal es uno de los eventos de las artes plásticas más importante de Colombia, dado que es una plataforma para potenciar a los artistas. Este año, contará con más de 105 artistas locales de diferentes expresiones artísticas como: arte contemporáneo y arte público, quienes utilizarán técnicas como el esgrafiado, pintura, grabado, instalación, mosaico, art street, escultura, performance, fotografía, foodArt, obra de caballete en pequeño formato, fotografía, arte moderno y videoarte. Adicionalmente participarán 80 artistas nacionales y 25 artistas internacionales provenientes de Argentina, Chile, México, Ecuador, Puerto Rico y Bolivia.
Para nuestra Fundación Orbis Pintuco establecer este tipo de alianzas público-privadas es de suma importancia, es por eso que desde el año 2012, en el que se llevó a cabo la primera Bienal, nos hemos vinculado y este año nos sumamos con un aporte de 1.000 galones de pintura de primera calidad, que serán utilizados en los diferentes escenarios que incluyen intervención con color.
“La Bienal del Muralismo ha venido tomando en Cali cada vez más fuerza, manteniendo las expresiones artísticas de las anteriores bienales que enlazan la ciudad, estamos seguros que en esta nueva versión, nuevamente las galerías de arte urbano que tendrá la ciudad promoverán no solo el turismo, si no el respeto por la vida y a la convivencia” aseguró Miguel Ayala, Director de la Fundación Orbis Pintuco.
Con nuestra vinculación buscamos aportar a la transformación de diferentes entornos en la ciudad de Cali para generar a través del color un comportamiento diferente en los ciudadanos, buscando que no solo cuiden las nuevas expresiones de arte que la Bienal le dejará a la ciudad, si no que se apropien de espacios públicos llenos de vida y color.
