Los contaminantes típicos que se deben eliminar son: humedad, aceites, grasas, sales, óxido, productos de la corrosión, polvo, escama de laminación, recubrimiento viejo y toda clase de mugre.
El objetivo principal a la hora de preparar una superficie antes de aplicar recubrimientos, consiste básicamente en crear las condiciones apropiadas de humectación para generar una excelente adhesión del sistema protector en el sustrato. La adherencia es la clave para lograr el desempeño eficiente de protección en el tiempo. El buen desempeño de un recubrimiento depende en un 70% de una efectiva preparación de superficie.
La función de cualquier recubrimiento en esquemas de mantenimiento, es ser junto con otros métodos de protección un control directo contra la corrosión. Y esto se logra a partir de una cuidadosa preparación del sustrato antes y durante la aplicación del recubrimiento.
Sin embargo, a pesar de lo mucho que se insiste sobre la importancia de una buena preparación de superficie, el descuido frecuente da al traste con todos los objetivos de los programas de mantenimiento.
En la próxima publicación reseñaremos los métodos aceptados comúnmente para la preparación de superficies de acero: con solvente, manual, manual-mecánica, con baño químico, con chorro seco, con chorro húmedo y con llama.